lunes, 21 de mayo de 2012

El comerciante ministro o el ministro comerciante.

Érase una vez un comerciante de armas cuya empresa fabricaba bombas de racimo que vendía,
entre otros, al gobierno de su país.

Y resultó que su país firmó un convenio internacional contra esas bombas,
y dejó de comprarlas.

Entonces el comerciante denunció al gobierno por dejar de comprar esas armas
(habrá que suponer que habría un contrato con la empresa
fabricante que le comprometía a unas compras con sus correspondientes pagos).

Y resultó que hubo un cambio de gobierno, y el nuevo presidente tuvo
la ocurrencia de nombrar como ministro de Defensa a dicho comerciante de armas:
¿alguien lo puede mejorar?

Ahora el comerciante, transmutado en ministro,
pagará a su antigua empresa la indemnización correspondiente,
un pellizquito de 40 millones de euros.

PREGUNTA: ¿de qué país y de qué época son estos hechos? ¿del quinto
mundo? ¿de un pasado oscuro? La respuesta a continuación.

El Ministro de Defensa de España (Sr. Morenés) pagará 40 millones a su antigua
empresa por prohibir las bombas de racimo
(por cierto, también vendió las usadas por Gadafi contra su pueblo).

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