Ignacio Escolar, 22/05/2012
El caso Dívar muere antes de empezar. La fiscalía del Tribunal Supremo ha decidido archivar la denuncia contra el presidente del Tribunal Supremo sin siquiera ir a juicio.
La decisión es un absoluto despropósito, por mucho que se vista de legalidad. Según la Fiscalía, el presidente del Supremo no tiene por qué explicar en qué se gasta el dinero de todos: si él asegura que es un viaje oficial no hace falta decir más. Según la Fiscalía, algunos de estos gastos pueden ser “de carácter reservado” y el señor Dívar tiene derecho a no revelar los detalles, como si fuese un agente secreto en misión especial en Marbella. Según la Fiscalía, la semana caribeña es de lo más legal y el señor Dívar es inocente porque “no pretendió lucrarse”. Solo falta, para rematar, que la Fiscalía asegure como hizo el propio presidente del Supremo, que 18.000 euros es “una miseria” de la que no merece la pena hablar más.
Algún día todo esto saldrá caro: algún día pagaremos con altísimos intereses este constante deterioro institucional, esta permanente sensación de estafa que sufren muchos ciudadanos, esta aparente impunidad. Todo sale gratis: el presidente del Gobierno puede mentirnos a la cara y no pasa nada. El presidente de los jueces puede cargar gastos privados a la visa del trabajo y tampoco pasa nada. El cuarto mayor banco del país puede dejar un agujero de al menos 12.000 millones, un 20% más que el recorte en educación y sanidad, y tampoco pasa nada. El jefe del Estado puede matar elefantes, su yerno puede dedicarse al talonmano, pero nunca pasa nada. Hasta que pase.
Fuente: www.escolar.net
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