Sin embargo, un policía que manifestó su apoyo a las reivindicaciones de los indignados del 15-M el pasado mes de julio (lo que hizo de paisano y fuera de su horario laboral y que relatamos casi en directo en este blog -AQUÍ-) ha sido sancionado por el Ayuntamiento de Madrid con una suspensión de empleo y sueldo.
El poder lo tiene claro, no quieren policías que expresen sus sentimientos, deseos, añoranzas... su humanidad. Ni siquiera fuera de su jornada laboral. Prefieren robots -robocops- que obedezcan ciegamente, que ejecuten órdenes -y, a ser posible, que vayan más allá de la propia orden- sin pensar en si son justas o no:
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