sábado, 15 de octubre de 2011



Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado.


Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisen sus orillas.

Solo no estoy. Están conmigo siempre
horizontes y manos de esperanza,
aquellos que no cesan
de mirarse la cara en sus heridas,
aquellos que no pierden
el corazón y el rumbo en las tormentas,
los que lloran de rabia
y se tragan el tiempo en carne viva.

Y cuando mis palabras se liberen
del combate en que muero y en que vivo,
la alegría del mar le pido a todos
cuantos partan su pan en esa isla
que no sea silencio amordazado.

Pedro García Cabrera
(sin duda, precursor del Movimiento 15M en La Gomera)







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