jueves, 14 de julio de 2011

¿Cómo derrocar un gobierno inicuo?

•El primero de ellos son las elecciones, en las que el partido político que ha go

bernado mal debe ser derrotado de manera humillante por el pueblo indignado, como acaba de ocurrir en España con las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo. En todo caso, los ciudadanos que votan deben tener presente que cuando votan a la oposición para castigar al gobierno no mejoran sustancialmente el sistema, ya que sustituyen a un partido inepto por otro que lo es menos, pero que muchas veces es tan poco demócrata y tan adicto a la partitocracia como el derrotado. Los ciudadanos jamás deben perder de vista que el objetivo de las urnas no es elegir a unos nuevos gobernantes, sino el de defender y reforzar la democracia.

•El segundo es el boicot, el arma más poderosa en manos de la ciudadanía. El boicot es un arma temible que, cuando se desata, es capaz de poner de rodillas a cualquier gobierno inicuo, por mucho poder que haya acumulado y por muy antidemócrata que sea. Boicotear a determinados canales de televisión y medios de comunicación comprados por el poder es una forma terrible de obligar a los editores y periodistas a que retorne al servicio del ciudadano y de la verdad, del mismo que un boicot al consumo puede lograr que los mismos grandes capitalistas expulsen a los malos gobernantes. La rebelión de los españoles contra Zapatero ha sido un éxito memorable porque ha obligado a su partido, el PSOE, a expulsarlo del poder. Lo malo es que el drama no era Zapatero, sino el mismo socialismo, podrido por la corrupción y ya sin inspiración popular ni alma democrática.

•El tercero son las manifestaciones en las calles y plazas. Las manifestaciones en calles y plazas han conseguido derribar a dictadores tan fuertes y sanguinarios como el tunecino Ben Alí y el egipcio Hosni Mubarak.Las manifestaciones atraen a los medios de comunicación y colocan la rebeldía en portada.

•El cuarto es la creación de opinión a través de la verdad y la crítica. Es, probablemente, el trabajo rebelde y ciudadano más solvente y eficaz, pero el problema es que es lento y tarda años en surtir efecto. Es el que más ayuda a la formación de ciudadanos y a liberar a las personas de la esclavitud intelectual y moral generadas por los gobiernos y la casta política profesional. En un mundo informado y con capacidad crítica, los políticos opresores y los canallas no podrían llegar jamás al poder.

•El quinto es la denuncia ante los tribunales de Justicia. La Justicia está generalmente controlada por el poder, pero existen resquicios de independencia y juristas honrados capaces de poner de rodillas al poder político que abusa y sojuzga. Denunciar a los malos gobernantes es un recurso de gran valor para los que luchan por la democracia y la decencia.

•El sexto es el abucheo, las pitadas y la humillación pública de los malos gobernantes, que deben sentir en todo momento el rechazo ciudadano y el espíritu de rebeldía que anida en la sociedad. Este recurso posee una gran fuerza psicológica, atrae a los medios de comunicación y contribuye poderosamente a desmoralizar a los opresores y sinvergüenzas.

•El séptimo es la utilización de los medios de comunicación al servicio de la ciudadanía y del control del poder, tanto los tradicionales como los nuevos medios que se despliegan en Internet, éstos al alcance de los ciudadanos y altamente eficaces. Los medios tradicionales deben ser acribillados con cartas al director, colaboraciones periodísticas y artículos, sin desfallecer, aunque los que logren atravesar los filtros sean escasos. Los medios deben sentir el rechazo de la ciudadanía a la casta política que gobierna mal y que se autoadjudica privilegios y ventajas que no merece. Deben sentir con claridad el clamor ciudadano que exige democracia y limpieza.
•El octavo y último es la creación de ciudadanos. Es el más poderoso instrumento en manos del pueblo. Mientras que el poder aspira y pretende crear masas aborregadas y confundidas, fáciles de manipular y con escaso sentido crítico, la democracia necesita verdadero ciudadanos, bien formados, responsables, cumplidores, reflexivo, rebeldes, exigentes y capaces de fiscalizar en todo momento a los grandes poderes. Las arbitrariedades del poder, el abuso y la corrupción son fenómenos que sólo son posibles en sociedades pobladas de fanáticos y gente sometida, incapaz de poseer criterios propios y de ejercer la ciudadanía. El ciudadano no dobla jamás la cintura para que los poderosos se le suban a la espalda. El ciudadano se rige por la verdad, cultiva los valores y necesita estar informado y debatir para alcanzar el discernimiento. Difícilmente puede ser engañado y constituye el mejor seguro frente a la opresión y a los desmanes del poder.

Es importante tener en cuenta que es casi imposible mejorar el mundo sin que previamente hayan mejorado las personas. Cambiar las estructuras y los gobiernos no suele ser eficaz porque los que llegan limpios al poder pronto se corrompen y requieren ser expulsados. Por eso, el único camino fiable para acabar con la opresión y el abuso es fabricar ciudadanos, gente ejemplar, cumplidora, responsable, informada, amante de la verdad, libre e indomable, incapaz de delegar su voluntad política y de someterse a tiranos y canallas.

http://www.votoenblanco.com/Como-derrocar-un-gobierno-inicuo_a4305.htm

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