En 2011, el 20N se ha vinculado a las elecciones generales donde el PP ha "arrasado" en número de diputados, consiguiendo una injusta mayoría absoluta (ya que no han llegado a votarle ni una de cada tres personas con derecho a voto... ¿porqué entonces tiene mayoría absoluta?). Las mayorías absolutas, sean de quien sean, no son buenas para la democracia y menos en las condiciones e instrumentos de participación ciudadana que tenemos en España (apenas inexistentes).
Tras la resaca electoral, unos estarán contentos y otros estarán desazonados. Con la mayoría absoluta estas emociones están extremadas, es decir, los contentos están muy contentos (menos de un tercio de las personas con opción a voto) y los desazonados están muy desazonados.
Sin embargo, las opciones defendidas por el movimiento 15M, (como la abstención, el voto nulo o el voto a partidos alternativos) han subido -espectacularmente en algunos casos-. Sin embargo, no va a verse reflejado en una capacidad de decisión en las instituciones de gobierno, que se quedan en manos absolutas y absolutistas de una de las caras del PPSOE, gracias a la injusta Ley electoral vigente.
¿Hemos cosechado una victoria o una derrota?... Cada una tendrá una respuesta para esta pregunta, pero todas hemos de tener en cuenta esta irrefutable reflexión:
"Las derrotas y las victorias tienen algo en común,
que ninguna es definitiva"
José Saramago
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